viernes, 3 de noviembre de 2017

Mi silencio.

Te hubiera dicho tantas cosas...
que sólo me quedó un silencio como respuesta
que no supiste interpretar.
Estaba lleno de ojalás, de gritos pidiéndote que te quedaras a quererme. Aún así tus ojos no supieron leer los míos y tuve que ver cómo te alejabas.

Mis manos se quedaron esperándote por mucho que mis pasos no dejasen de avanzar. Sigues viviendo en mí aunque la distancia entre nosotras sea infinita. El frío me hace sentirte y me crea ilusiones de que esta noche volverás. Y vuelves, pero a mis sueños.
Me cuestan las mañanas sin tus palabras y me cuesta respirar sin que esté tu boca para quitarme la última bocanada de aire.
Me cuesta todo un poco más desde que no estás.

Me elegí a mí sin darte opción a más pero con la esperanza de que lucharías por quedarte, y mírame, ahora estoy en una guerra en la que sólo quedo yo.
Y es entonces cuando me pregunto de qué sirven las promesas si nosotros siempre nos rompemos antes que ellas. Esperaba un invierno cálido con tu voz de fondo en el nos inundábamos de arte mutuamente. Sin embargo, hoy sólo me sirves de inspiración al escribir, porque es lo que me queda, plasmar las sensaciones que dejaste en mí y esperar que sepas sentirme.

Todavía soy un corazón que late por tus razones y contradicciones, que se descontrolaría si vienes y me besas como aquella noche en que me demostraste lo que yo ya llevaba un tiempo sintiendo.

No espero que lo entiendas pero sí entiendo que no me esperes aunque...
espérame.
O ven. 

domingo, 22 de octubre de 2017

Palabras dichas a destiempo.

Caen lágrimas de cristal que se rompen antes de tocar el suelo.
Me has roto sin necesidad de tocarme y sólo me queda rebatir el dolor con indiferencia. Soy un conjunto de partes rotas de mí esparcidas por un cielo al que ya no miras. Y si yo sólo era cuando tú me hacías ser, dime, ¿qué queda de mí?

Ahora el azul predomina en mi vida aunque siempre que mire al cielo me parezca gris.
La nada se ha apoderado de mi boca cuando me preguntan qué me pasa y no puedo dejar de pensar en ti. Y es que has abarcado lugares de mí que nunca había abierto a nadie. Pero te has ido y has dejado la puerta abierta.
Tengo un frío interior que antes soportaba con tu voz

Se me ha caído la venda de los ojos pero sólo puedo ver la estela de tu ausencia que me dice que ya no estás y yo creo sentirme más perdida que nunca. Me duele que ahora tenga que conocerme a base de desconocerte.
Nunca había sabido lo que quería hasta que me di cuenta que ese verbo sólo me apetecía conjugarlo contigo. Pero entre tus planes de futuro ya no entraba yo y he tenido que obligarme a que mi presente no lleve tu nombre.
Yo no pretendía que te aclarases pero tampoco que me ensombrecieras más. Así que tuve que elegirme a mí conmigo y contigo sólo en mi cabeza.

Odio las despedidas porque creo que te impiden volver, por eso no dije lo que sentía, pero espero que aquel día, en aquella mirada, entendieras mi silencio como el quédate que no me atreví a pronunciar.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Sentiverdades

Me siento en la ventana y comienzo a sentir:

Siento el suave balanceo de las palmeras dejándose llevar por el viento. El crujido que lo precede, como si les doliera desprenderse de su firme estabilidad imaginada.
Siento el final roto de las olas a lo lejos. Te siento cerca. El mar siempre me devuelve tu olor: fresco, cargado, libre. La sal de su interior me conmueve como el año nuevo a los que todavía mantienen la fe.
Siento la fragancia del césped recién cortado. ¿Cómo es que te quiten una parte de ti? Dime, ¿cómo es que no te dejen ser libre en tu propio crecimiento interior? Sólo llego a saber que siempre amanece con lágrimas.
Siento el peso de la noche en mis ideas. Las estrellas parpadean al ritmo de mi latir y me cuestiono si éste estará tan muerto como ellas. Aunque sólo brilla si está ella.
Siento el oscilar incesante de la luz del vecino y me pregunto si no seré más que camino. Me pisas. Me pesas. Me paralizas sin darme tregua y soy agua. Agua entre tus manos.
Siento. Profundo. Fuerte. Hondo. Delicado. Intenso. De verdad. Sin asperezas. Con amor. Con ilusión. Siento. Sin más; pero menos.
¿Me sientes? Lo siento. 
Siento.

en
to-do.

martes, 26 de septiembre de 2017

Elecciones

Te miro a la cara y no quiero que vayas con mi cruz a cuestas; pero quédate, por si las moscas. Criaremos mariposas de a poco y por la noche bailaremos como si fuéramos locos, locos por saber a-mar.
Y aunque entender nuestros oleajes nunca entró entre los planes de futuro, ahora no parece haber otro objetivo. Nuestras mareas se compenetran al son de una canción de James Blunt y a mí me completas más que nunca. 

Me has llenado con el café de tus ojos y no creo haber tenido mejor vicio. Ahora disfruto las noches de otra forma, pensarte ha dejado de ser utopía. Y tú has comenzado a ser. Eres cielo que me abarca en mi totalidad; y yo no puedo dejar de mirarte por mucho que me digan que las estrellas están arriba porque yo te veo al lado. 

Cierro los ojos. 
Inspiro. 
Espiro. 
Y de repente soy consciente de que mi cuerpo ha adaptado tu forma de respirar. Ya no siento que me falta el aire que un día intentaron robarme. 


Compartimos silencio y nos entendemos mejor que dos que llevan hablando años. Me imagino tus pensamientos y sonrío. Tengo suerte y aunque no crea en el concepto sé que si existiese tú podrías sustituirla.

domingo, 10 de septiembre de 2017

El tiempo de los verbos.

En la existencia está el error. En mi existencia sin la tuya de la mano.
Estamos condicionados por lo más mínimo. Atados por cadenas con nombres propios, haciéndonos de su propiedad.
¿Merecerá la pena?
Lo único es que perecerá.
Desaparecerá, sin más.

Me elijo en mi libertad de pájaro con alas de mariposa idealizada. Que la rama dependa de mí para no quebrarse. Me quiebro por tus besos, por tus ojos fundiéndose en mis ojos.
Me he quebrado y ya has juntado mis trozos palabra a palabra. Amor. Espiral. Hoja. Reflejo. Imaginación.

Cuando estás en mi cama el techo parece cielo y tú Luna. Brillas por tus silencios gritando un: bésame
extásiame
quédate[...]

Juntando nuestras manos creamos arte; la creación creando amor. Creándonos. Sigamos el camino hasta convertirlo en senda. Ábreme los ojos, quítame las vendas y haz que te aprenda.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

La gran pequeña levedad de la vida.

Veo las luces de la avenida infinitas, que levitan. El parpadeo continuo de los semáforos en su aún más continuo intento de guiar, fracasando más de lo que les gustaría, llevándose la culpa a cuestas con el día. Vidas que se van en el instante de una bombilla fundida; en el comienzo de un callejón sin salida; en el trayecto de una despedida. Vidas que dan vida en un portal a oscuras. Quizás estemos más llenos que esas bolsas de basura del bordillo o quizás nuestro contenido sea tan nimio como el de la misma. Quizás. Todo depende de tanto. Quizás. Qué irrelevante se hace el tiempo cuando visualizas en tu mente tu vida arrojarse desde un quinto. Qué ingenuos al creernos eternos un sábado a las cinco en una boca ajena. La vida se va poco a poco, día a día, segundo a segundo. Se fue. Se ha ido. Parpadea: ya no podrás volver a llorar.
3:33.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Adversidad

Poso mis manos en tu cintura reloj de arena.
Se para el tiempo.
Tic-tac, tic-tac...

Y estallamos a mil sensaciones por segundo, donde yo te siento más infinita que nunca.
Donde yo te siento más tuya que cualquiera.
Donde yo te siento.
Sentirnos. Qué bonito si luego no lo tuviera que olvidar.

Nuestras bocas calladas están a centímetros de distancia, pero nuestros ojos se leen mejor que nunca. Estamos hechos para que otros nos comprendan y tu mente parece encajar con la mía.

Los planetas del universo, a veces, también se colapsan, y arden, y explotan, y se reconstruyen. ¿Por qué nosotros íbamos a ser menos? pero, sobre todo, ¿por qué íbamos a ser más?
No lo sé, pero siempre podemos igualarnos.
Retroalimentémonos.

Dame de ti, de tu esencia, quiero conocer tu alma. Verla volar, verte libre en tu vuelo buscando unos brazos donde descansar tus alas y que elijas mi regazo para ello.

No esperes que te llame pero siempre te estaré pensando.

martes, 25 de julio de 2017

Creer hasta perder la fe.

He creído sentirme llena, pero sólo de más vacío.
He creído estar con la persona correcta y sólo estaba equivocándome acertadamente.
He creído tanto que ya no sé dónde encontrar la fe.

Me he roto para darte más de mí y sólo te quejabas por los cortes cuando era yo la que sangraba.
Me recompones para darte el placer de verme caer de nuevo.
Me he dado tanto a ti que he acabado por no conocerme. Por desconocernos.

Hace tiempo que no sé hacia dónde vamos, pero mírame. Te sigo a ciegas.
Me puse la venda en los ojos para esconder mis lágrimas. Te crees que sonrío por felicidad y sólo es por incredulidad.
No sé cómo puedes tener a alguien roto delante y no inmutarte. Y no estallar.
No lo sé. No te sé.
Y lo peor es que te da igual. Sólo quieres el consuelo de un alma vacía arrastrándose por ti para llenarte.

Voy a aprender a no depender ni de mí. A ofrecerme hasta la más mínima gota de amor.
¿Al fin y al cabo no somos más que un cúmulo de heridas y parches en forma de amor propio?
Al fin y al cabo todo se acaba y tú y yo hace tiempo que nos consumimos y nadie se preocupó por reponernos.

Así que me he cansado. Me he cansado de dar de mí a alguien que no conoce el verbo compartir.
Me quité todos mis miedos e inseguridades para que tú me vistieras con otros más nuevos, más limpios, con otros que tenían tu nombre.
Eres mi mayor fracaso. Pero pienso recuperarme.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Soy todo eso que no ves.

  No sé ni lo que siento. Ya no soy tristeza, sino rabia. Impotencia de no saber transmitir lo que me quema por dentro de todo lo que me arde.
  Quiero explotar y mancharte de todo el amor que siento por ti. De todo lo que me queda por darte.

  Soy puro sentimiento y parezco indiferencia. Me miras y no sabes verme.
  Soy clara, transparente, y tú crees estar en un negro indefinido.

  ¿Dónde quedó nuestra compenetración? Se ha roto el hilo.
  Nos hemos roto.
  Recompónme.
  Estoy dispuesta a besar todos tus trozos.
  A relamer la sangre que me provoques.
  Quiero saborear tus lágrimas. Tu sal. Tu mar. Quiero mecerme en tu oleaje y entender tus mareas. Quiero ser la luna que las provoque. Quiero ser contigo. Quiero. Quiero. Quiero. Te quiero.

  Sólo pretendo que me entiendas. Has hecho de mi corazón algo útil. Le has dado un sentido a mi latir. Soy un sinsentido con sentido cuando me miras. Soy si tú eres. Ven.